Los sueños
Dos estructuras profundas del cerebro humano, la amígdala y el hipocampo, son responsables de la intensidad emotiva y de las rarezas de los sueños nocturnos; investigadores avanzan en el estudio neurocientífico del sueño
ROMA, Italia, nov. 25, 2010.- Cuántas veces nos ha pasado que al despertar tenemos la certeza de haber soñado, pero sin tener idea de lo que hemos soñado.
En otras ocasiones sí hemos podido recordar los sueños, pero hay veces que tenemos un recuerdo muy claro, casi como si estuviéramos recordando una película, otras veces sólo recordamos algunas imágenes sin ningún hilo lógico que las una.
Pues bien, gracias a una investigación llevada a cabo por investigadores del departamento de Psicología de la Universidad La Sapienza de Roma, el Departamento de Neurología Clínica y Comportamental de la Fundación IRCCS de Santa Lucia y de las universidades del Aquila y de Bolonia, podremos profundizar en el mundo de los sueños.
El estudio, publicado en la revista Human Bring Mapping, estableció que la máquina de los sueños se encuentra en nuestro cerebro: dos estructuras profundas, la amígdala y el hipocampo ejercen un rol crucial en la regulación de las emociones y en la formación de las memoria cuando uno está despierto y son responsables de la intensidad emotiva y de las rarezas de los sueños nocturnos.
Gracias a un método totalmente nuevo, que aprovecha la impresionante resolución de las más recientes técnicas de neuroimagen, ha sido posible medir los aspectos microestructurales (volumen y densidad) de la materia gris de amígdala e hipocampo y ponerla en relación con las características de los sueños que se recuerdan al despertar.
Ha sido posible demostrar que los parámetros volumétricos y ultraestructurales de los dos núcleos profundos del cerebro, son capaces de predecir los aspectos relativos a la calidad del sueño.
El coordinador de la investigación, Luigi De Gennaro, explicó que la investigación inició hace dos años, después de preguntarse si aspectos microestructurales de la anatomía cerebral podían explicar por qué algunos de nosotros no recordamos para nada los sueños, mientras que otros los recuerdan perfectamente.
En este grupo, además, algunos tienen recuerdos sin ninguna congruencia, pero muy emotivos, otros recuerdan sueños muy pobres en lo que se refiere a los eventos y a las escenas.
Las implicaciones de este descubrimiento puede abrir perspectivas totalmente nuevas en los se refiere al estudio neurocientífico del sueño.
Los investigadores están estudiando ya la alteración de los sueños en pacientes con la enfermedad de Parkinson: han puesto en relación las variaciones de un neurotransmitidor, la dopamina, carente en esta patología, la microestructura de los núcleos cerebrales profundos y las características de los sueños.
Los estudiosos estiman, sin embargo, que las características de los sueños no dependen sólo de los aspectos estructurales del sistema nervioso, ya que se ha logrado demostrar que algunas condiciones específicas, como por ejemplo el sueño profundo, después de muchas horas despierto, eliminan casi totalmente el recuerdo de los sueños.
También han demostrado que una específica actividad eléctrica en algunas áreas de la corteza cerebral, durante el sueño, nos permite prever si recordaremos o no nuestros sueños al despertar.
esmas.com
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