11/4/16

El ´insomnio tecnológico´ crece entre los menores por mal uso de tabletas y móviles [11-4-16]


El ´insomnio tecnológico´ crece entre los menores por mal uso de tabletas y móviles

Las unidades del sueño reciben a pacientes más jóvenes con problemas relacionados con el descanso nocturno

laopiniondemalaga.es

Los expertos aseguran que usar dispositivos móviles y tabletas antes de dormir afecta de manera negativa ya que se estimulan el cerebro

­Martes, 23.30 horas. Llega la hora de dormir y una vez en la cama Pedro, de 16 años, mira una última vez su teléfono móvil. Seguir alguna conversación con un amigo, mirar el vídeo de moda o ve cuál es la última foto que ha subido su vecina. Un auténtico chute de estímulos audiovisuales.

Esta es la rutina que siguen miles de menores y adolescentes antes de acostarse. Lo último que hacen antes de conciliar el sueño es echar un vistazo a sus tabletas o smartphones. Han sustituido los libros o un rato de conversación por la soledad ante las pantallas de sus dispositivos.

Las consecuencias no se han hecho esperar y las consultas empiezan a inundarse de menores que tienen dificultades para conciliar el sueño. El «insomnio tecnológico» es uno más en la habitación y los menores no logran quedarse dormidos a su hora. Otros, en cambio, se desvelan a medianoche y no retoman el sueño de forma fácil.

El jefe de Neumología y responsable de la Unidad del Sueño del Hospital Quirón Málaga, Daniel Alcázar, detalla que en los últimos meses ha habido un aumento de menores que acuden acompañados por sus padres para abordar problemas relacionados con el sueño.

Si hasta hace seis meses podían acudir a consulta uno o dos menores al mes por este motivo, el número ha crecido de manera paulatina y en estos momentos la cifra llega a ser de dos por semana.

Alcázar insiste en que existe ya un perfil de menores que acuden a sus instalaciones. Suelen ser varones de entre 14 y 16 años, y el 98 por ciento de ellos, por no asegurar que todos, utilizan dispositivos tecnológicos la hora previa al sueño. «Todavía no hay un estudio causa-efecto pero es algo curioso, todos tienen los mismos hábitos antes de acostarse», detalla.

La experiencia de los últimos años le hace ver que ahora existe un perfil que antes era inviable. La inclusión de la tecnología a la vida cotidiana genera nuevos problemas y las consecuencias no se hacen esperar.

Todavía no existen estudios que lo avalen pero los expertos inciden en su relación. Varias universidades de EEUU ya trabajan en cómo afecta el uso de la tecnología en el rendimiento escolar, concentración y otros hábitos y Alcázar advierte que los resultados serán arrolladores.


¿Dónde radica el problema?


Usar el teléfono momentos antes de dormir o estar enganchado a la tableta la hora antes de irse a la cama no son hábitos saludables, según Alcázar. La respuesta es sencilla. Son pantallas retroiluminadas que ofrecen estímulos oculares muy intensos y activan determinadas zonas del cerebro que anulan el sueño. Y es que la actividad previa al irse a dormir debe ser relajada. Debe incluir «aliños» que induzcan al sueño.

Los contenidos que visualizan a través de internet suelen ser de alto contenido violento o demasiada actividad, si se tiene en cuenta que lo que se hará después es dormir. Leer un libro, hablar un rato o simplemente descansar, sin nada audiovisual de por medio, es lo más recomendable.

«Existe un incremento de este tipo de problemas y es necesario crear una conciencia social. La tecnología es muy útil pero hay que dosificarla», explica. Y es que esto es solo la punta del iceberg. Es posible que muchos menores sufran problemas relacionados con la parasomnia o trastornos de conciliación o mantenimiento del sueño y los padres no se hayan percatado. «La mayoría se dan cuenta del problema porque ven la luz del cuarto encendida a las tres de la mañana», advierte.

Consecuencias


Las primeras consecuencias que generan este tipo de hábitos son visibles al día siguiente. Problemas relacionados con el bajo rendimiento escolar, la irritabilidad y el cansancio que arrastran durante todo el día son las más notorias.

La alteración del sueño incide en la actividad diaria de cada uno. Los adolescentes dejan ver esa carencia en clase y muchos de ellos llegan a quedarse dormidos, incide Alcázar.

Las luces encendidas, desenmascaran a los desvelados. Eso y las notas son unas de las alarmas para que los padres empiecen a tirar del hilo y mirar qué ocurre. «Muchos padres acuden a consulta y ya saben lo que sucede», explica.

Cuando visitan la unidad del sueño se valora al paciente. Se hace un estudio y se contempla con qué área hay que trabajar. Expertos en neurología, psicología y neumología están detrás de esta unidad. «En este perfil de jóvenes la respuesta está asociada a los habitos», expresa. Los cambios de tendencia y sus consecuencias aún están por descubrir.


Edades

¿Sufren este problema los menores de en torno a 10 años?
Los pediatras podrán responder mejor a esa respuesta pero cada franja de edad se expresa diferente. Aun así, con ocho o diez años les sucede lo mismo, y muchos de ellos ya tienen móvil. Sí es cierto que son más controlables para los padres.


Diferencias entre sexos

¿Por qué las niñas lo sufren en menor medida?
Las chicas son más ordenadas y metódicas. Es más improbable que tengan ese problema, son más inteligentes de media que los chicos y son menos dadas a estos problemas. Son independientes y disciplinadas.


Consecuencias poco saludables


El móvil, una extensión más de los jóvenes que no miden su uso con consecuencias aún por descubrir.

1. Primeras consecuencias unidas al uso del móvil antes de dormir

Los trastornos de conciliación y mantenimiento del sueño empieza a ser comunes en menores que lo último que hacen es mirar el teléfono o su tableta antes de dormir. Los episodios de pesadillas o parasomnia también están asociados.

2. ¿Qué relación existe?

Los dispositivos tecnológicos utilizan pantallas retroiluminadas y activan zonas del cerebro que anulan el sueño. La actividad predecesora debe ser tranquila e inducir a dormir.

3. Consecuencias de sufrir problemas al dormir

Las consecuencias más inmediatas en los adolescentes están relacionadas con su rendimiento escolar. Falta de atención, concentración, irritabilidad y cansancio para afrontar el día es lo más inmediato ante las noches con poco descanso.

4. ¿Qué hacer cuando se da esta situación?

Necesitan recuperar la normalidad. Cuando acuden a la unidad del sueño se evalúa si hay más problemas de fondo relacionados con el ámbito neurológico o neumológico. De no ser así, lo habitual es trabajar para que se corrijan ciertos hábitos.
 

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