30/7/11

Ciencia para preparar un sueño feliz

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Ciencia para preparar un sueño feliz

En ocasiones el fin de semana es insuficiente para recuperar la pérdida de sueño durante la semana; trasnochar no ayuda mucho, e incluso podría inducir un aumento de peso. Los adolescentes que no duermen bien consumen más carbohidratos, y disponer de un sueño "no óptimo" envejece el cerebro. Veámoslo.

MANUEL PORTOLÉS - VALENCIA

Lo decían nuestras abuelas y madres, los niños crecen mientras duermen, se estiran en «los brazos de Morfeo». Y la ciencia, escudriña en la sabiduría materna, para afirmar bajo la atenta mirada del método científico, que es cierto, los bebés mientras duermen crecen. Científicos de la Universidad de Emory (Atlanta, EE.UU) llegan a la conclusión que los bebés que duermen más horas tiene un estirón en su crecimiento; y así lo cuentan, tras analizar más de 5.500 registros de sueño diario en decenas de recién nacidos, en la revista Sleep. La probabilidad de crecimiento en los bebés aumentaba un 43% por cada episodio de sueño adicional (las siestas) que tenían y un 20% por cada hora adicional de sueño. El aumento en la síntesis de la hormona del crecimiento, durante el sueño, sería el responsable.

Otro estudio de American Academy of Sleep Medicine, concluye que el fin de semana no es lo suficientemente largo para recuperar las horas perdidas de sueño (de efectos acumulativos) durante la semana laboral; la estrategia de dormir a pierna suelta «en finde» es errónea. Por cierto, esta investigación realizada en Pensilvania (EE.UU), añade que las mujeres se recuperan mejor que los hombres de las pérdidas de sueño en época de trabajo, y además, el sueño prolongado (sólo dos noches) tenía un efecto reparador en la señoras y no en los caballeros.

Sí, pero… ¿quién se queda en casa el fin de semana marmoteando? Un dato para los trasnochadores: la revista Obesity dice estos días que los noctámbulos consumen 250 calorías más al día. Es decir los trasnochadores constantes pueden, con su comportamiento, aumentar las probabilidades de adquirir unos kilos de más. El estudio fue realizado con personas de una edad media de 30 años, separados en dos grupos: los durmientes (se acostaban a las 0:30 h y se levantaban a las 8:00 h) y los noctámbulos (dormían desde las 3:45 h a las 10:45 h). El aumento de calorías (preferentemente consumidas de madrugada) en este último grupo, se asociaba a un mayor consumo de comida rápida y refrescos azucarados, y con un descenso en la ingesta de frutas y verduras del 50%; el índice de masa corporal (IMC) también fue superior en los trasnochadores.

Para los autores del estudio, de la Facultad de Medicina Feinberg (Universidad de Northwetern, EE.UU), ese aumento de calorías podría convertirse en un kilo más de peso al mes. Entre las causas de este fenómeno estaría la alteración de los ritmos circadianos del sueño y del metabolismo, que están sincronizados con la rotación de la tierra, y así cada día, desde nuestros orígenes, cuando desaparece en Sol, la fisiología nos envía a la cama y no a la despensa.

Si sueño y comida no permanecen en su ritmus, metabolismo y apetito cambian, y aumentamos de peso. A estos datos hay que añadir que la comida basura adquirida de madrugada podría aumentar los riesgos de padecer una enfermedad cardiaca, un accidente cerebrovascular o un trastorno gastrointestinal. Esta semana, otro artículo en American Journal of Clinical Nutrition suma más evidencias a favor de un aumento de peso por falta de sueño; en este análisis se demuestra que las personas que roban unas horas al sueño se alimentaban con 300 calorías de más.

La Universidad de Upsala también ha estudiado este fenómeno del sueño y del peso, y de nuevo en American Journal of Clinical Nutrition muestra sus conclusiones, al estudiar ingesta de comida, niveles de glucosa y hormonas en sangre, y la velocidad de la actividad metabólica. Los investigadores concluyen que una sola noche de sueño perdida, enlentecía el metabolismo, reducía en gasto energético hasta un 20%, el azúcar se disparaba en sangre, y las hormonas reguladoras del apetito (grelina) y del estrés (cortisol) se alteraban. También sabemos, por investigaciones de la Facultad de Medicina Robert Wood Johnson (New Jersey, EE.UU), que los adolescentes que sufren o padecen, según los casos, «somnolencia diurna» tienen mayor deseo de consumir carbohidratos y eran más propensos a la depresión. En conclusión, los adolescentes deben de dormir más de nueve horas para tener una buena salud y un buen rendimiento académico.

Y por último, en la revista Sleep, investigadores de la Universidad de Londres afirman que para los adultos de mediana edad, dormir más de ocho horas y menos de seis cada noche está asociado a una disminución de las funciones cerebrales. Este «declive neuronal», como lo expresan sus autores, equivale a tener una mayor edad cerebral, entre cuatro y siete años más.

La vida es sueño. Feliz agosto.

La falta de sueño en los preescolares

Los preescolares que no duermen lo suficiente son más propensos que otros niños a ser hiperactivos y a no prestar atención en la guardería, según un estudio reciente de American Academy of Sleep Medicine. Aunque por lo general el trastorno por déficit de atención con hiperactividad no se diagnostica hasta la edad de cinco años, los autores del estudio apuntaron que el inicio de síntomas parecidos a este trastorno, como la falta de atención, la hiperactividad y la impulsividad, con frecuencia ocurre antes. Los resultados, tras examinar los patrones de sueño de 6,860 niños, sugieren que algunos niños que no duermen lo suficiente podrían estar en riesgo de desarrollar problemas conductuales manifestados por hiperactividad, impulsividad y problemas para sentarse tranquilos y prestar atención.

levante-emv.com
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