30/7/10

Niños que duermen menos aumentan riesgo de obesidad *

Niños que duermen menos aumentan riesgo de obesidad

Entender que los bebés son personas con individualidad y con necesidades diferentes es fundamental para comprender el proceso de sueño y vigilia que ellos realizan. Procurar un descanso confortable y estable es fundamental para su buen crecimiento.

Los niños que duermen menos tienen más tendencia a la obesidad y al sobrepeso; que durante su vida uterina nunca están despiertos, fueron parte de las revelaciones del “Taller de sueños”, un evento realizado por Pampers en el que participaron destacados especialistas.

El doctor Patricio Peirano, académico de la Universidad de Chile, especialista en medicina del sueño y jefe del Laboratorio de Sueño del Instituto de Nutrición y Tecnología de los Alimentos (INTA), fue el primero en explicar las bondades del sueño en los niños.

El experto señaló que un estudio realizado en Alemania a más de seis mil niños entre los 5 y los 6 años y publicado hace algunos años en la revista International Journal of Obesity, demostró que los niños que tienen menos horas de sueño por día, tienen más sobrepeso y obesidad. Según el estudio, el grupo que dormía menos de diez horas por día, el 14,5% tenía sobrepeso y el 5,4% era obeso, mientras que entre quienes dormían más de 11 horas, estas cifras llegaban al 7,4 y 2,1%, respectivamente.

Durante las horas de sueño, el cuerpo continúa con sus funciones reguladoras y reparadoras, dijo Peirano. “La prevalencia de enfermedades como la hipertensión arterial, diabetes mellitus, enfermedad cardiovascular, el sobrepeso y la obesidad es mayor en las personas que trabajan en turnos de noche, porque ese organismo está más vulnerable”, insistió.

Según él, “hay variables bioquímicas, enzimáticas y metabólicas que no pueden completarse si la duración del sueño, su calidad y el horario en que se duerme no es óptimo. Eso impide que nuestra maquinaria que quemará las grasas sea eficiente”.

En el laboratorio que dirige estudian cuáles son los sustratos energéticos que se queman como energía. “Se sabe que quemamos hidratos de carbono y grasa, mientras las proteínas se mantienen estable. Cuando no se duerme lo adecuado, no se logran quemar las grasas. Además hay hormonas como la grelina y la leptina que tienen que ver con la saciedad y la quietud, que se desajustan cuando no dormimos bien”, dijo, añadiendo como ejemplo, que generalmente después de una noche en la que se duerme poco, es frecuente tener más hambre.

ROMPIENDO MITOS

Además de llamar la atención respecto de la necesidad de un sueño de calidad y ciertas horas por día para el buen crecimiento de los niños, Peirano aclaró varios hechos. “En el útero, el feto nunca está despierto”, dijo. Si lo hacen o se mueven es porque están en la etapa activa del sueño.

Otra preocupación permanente tiene que ver con las primeras semanas de vida y la necesidad de alimentarlos cada cuatro o menos horas, según la recomendación del pediatra. Según Peirano, cada bebé tiene distintas necesidades de sueño, por lo que si se trata de un niño sano, normal y duerme más de las horas promedio, se debe dejar dormir y no despertarlo para darle de comer. “Se ha demostrado que un niño gasta más energías en llorar porque lo despertaron que la cantidad de calorías que recibirá de la leche”.

El especialista dijo que tampoco es recomendable evitar que duerman siesta para que duerman más en la noche, porque al final, el niño estará toda la tarde irritable, molesto y tampoco tendrá un buen dormir.

Cuando los niños duermen, y sobre todo en fase de sueño activa o REM, el cerebro continúa con la estimulación y si son despertados esta actividad queda inconclusa.

La neuropediatra Cecilia Algarin explicó que los niños recién nacidos tienen ciclos de sueño que duran entre 50 y 60 minutos por lo que es habitual que despierten varias veces durante el día y la noche, hasta que alarguen estos ciclos.

Los adultos también despiertan entre cada ciclo (fases no REM y REM), pero generalmente acomodan la almohada y continúan durmiendo sin siquiera recordarlo.

Mientras el bebé crece, debe acostumbrarse a conciliar el sueño solo cada vez que despierte de sus ciclos durante la noche.



Recomendaciones para dormir bien

Para tener un sueño reparador es importante seguir varias recomendaciones. Primero, se debe crear una rutina previa placentera y predecible para el niño. Idealmente, este proceso se inicia en el nacimiento y hasta el año de edad (masaje, disminución de la intensidad de la luz). A la hora del sueño, el bebé debe estar en un entorno tranquilo y oscuro.

Acostar y levantar al pequeño todos los días aproximadamente a la misma hora y evitar las siestas tardías o de más de dos horas, también ayuda a conciliar fácilmente el sueño.

La temperatura de la habitación debe estar entre los 18 y los 22 grados. Respecto del ruido, todos los estudios recomiendan que éste sea el mínimo durante la noche y que las siestas durante el día no interfieran con la rutina habitual del hogar.

Otro aspecto que se debe considerar es la cantidad de comida que se da a los niños. Si tiene hambre, no podrá dormir bien y si está sobrealimentado, tampoco.

Durante el primer año de vida es importante que el niño aprenda a conciliar el sueño sin ayuda de sus padres. Si éstos se quedan con él hasta que se duerma, cada vez que se despierte durante la noche reclamará esa presencia.

Durante las horas previas al sueño, no se debe exponer a los niños a actividades físicas vigorosas que lo sobreestimulen. Tampoco es recomendable que coma chocolate o beba bebidas cola antes de dormir.

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